He de reconocer que cuando se trabaja dentro del sistema represivo es fácil dejarse seducir por sus "éxitos", pero estos son muy parciales y cuando se mira el conjunto, entonces vence la decepción, al contemplar un instrumento salvaje e ineficaz que no es la "solución" sino, más bien, una parte importante del problema. Lanzarse a cualquier opción despenalizadora da vértigo, desmontar la prohibición no será fácil, pero el mantenimiento del actual prohibicionismo planetario es una locura.