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El Ayuntamiento abrirá narcosalas en todos los distritos de Barcelona

El Consistorio planifica para 2014 los centros del Eixample, Gràcia y Les Corts

Esta vez no ha hecho falta un referéndum, como en la Diagonal, para considerar la opinión de los barceloneses. El Ayuntamiento y el Departamento de Salud se han decidido a que cada distrito de la ciudad disponga de un centro de atención a toxicómanos y descentralizar así unos servicios que, para molestia y enfado de los vecinos, concentraban Ciutat Vella y Vall d'Hebron. A las tres salas de venopunción asistida o narcosalas ya en funcionamiento, se abrirán antes de final de año otras cinco en Ciutat Vella, Sant Martí, Sants-Montjuïc, Sarrià-Sant Gervasi y Sant Andreu. Para una segunda tanda, siempre en función de las "necesidades", se incorporarán otras en Nou Barris (2011) y en el Eixample, Gràcia y Les Corts (2014). En total, Barcelona dispondrá de 14 narcosalas, según las previsiones del plan de atención a la drogodependencia 2010-2014.

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Las asociaciones de vecinos de Ciutat Vella hace tiempo que exigían una descentralización de los servicios sociosanitarios municipales, que creían excesivamente concentrados en el distrito. Ayer recibieron dos excelentes noticias: el nuevo plan de usos del barrio, que frena la construcción de nuevos comedores sociales en El Raval, y la ubicación de nuevas narcosalas en otros puntos de la ciudad.

Conscientes del rechazo que entre la ciudadanía despiertan este tipo de instalaciones, ayer la consejera de Salud, Marina Geli, y el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, Carles Martí, anduvieron con tiento a la hora de presentar el nuevo plan de atención a los toxicómanos y el mapa de reparto de los centros. Las narcosalas no serán sólo habitáculos de venopunción asistida, sino que formarán parte de una red de centros de atención integral a los toxicómanos y tratarán, además, todo tipo de adicciones. Para disipar posibles protestas, alguno de estos centros estará ubicado en instalaciones hospitalarias como Vall d'Hebron, Sant Pau y el Clínico, y otras en ambulatorios públicos. De esta manera, además de la propia toxicomanía, podrán tratarse otras patologías derivadas de estas adicciones con equipos multidisciplinares de médicos, psicólogos, enfermeros, terapeutas, educadores y trabajadores sociales. El objetivo es integrar las adicciones en la red pública sanitaria de Barcelona. Una integración que también pretende acabar con el recelo de los regidores de cada uno de los distritos cada vez que el plan de drogas apuntaba la necesidad de acercar los recursos a los usuarios. De hecho, eso -y la presión de la oposición municipal- hizo saltar por los aires el anterior plan de drogas.

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Generalitat y Ayuntamiento han encontrado una nueva definición, un tanto eufemística, para las narcosalas. A partir de ahora se denominarán "centros de reducción de daños" y dispondrán de programas de prevención de sobredosis, educación sexual, detección y control de enfermedades infectocontagiosas, además de intercambio de jeringuillas y la propia sala de venopunción supervisada. En otros centros también se proporcionará ayuda asistencial (comedor, duchas, vestimenta y apoyo administrativo para la obtención de ayudas públicas) a personas con riesgo de exclusión social.

Barcelona dispondrá en el horizonte de 2014 de un total de 14 narcosalas distribuidas por la decena de distritos de la ciudad. Algunos de ellos, como Ciutat Vella y Sant Martí, albergarán más de una. No obstante, el Ayuntamiento y la Generalitat reconocen que distritos como el de Ciutat Vella han pagado un precio bastante alto y que ahora se impone el equilibrio territorial. "El nuevo mapa descongestiona y descentraliza el peso de esta centralidad excesiva de Ciutat Vella", admitió Carles Martí.

Este nuevo modelo asistencial presenta como novedad la inclusión de la salud mental en los programas de tratamiento porque, como apuntó Marina Geli, "las adicciones son trastornos mentales". "Sufrir un trastorno mental no relacionado con drogas aumenta la probabilidad de sufrir adicciones y al revés", señaló.

Según datos del Ayuntamiento de Barcelona, durante el pasado año los centros de reducción de daños asistieron a 5.394 adictos activos, de los cuales el 51% lo eran al consumo de heroína y el 38% al de cocaína, ambas sustancias inyectadas. Mientras que la tasa de adicción a la heroína ha disminuido considerablemente en los últimos años, la de la cocaína mantiene un crecimiento paulatino y la del alcohol se ha disparado en la última década.

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