El último informe de las Naciones Unidas plantea una pregunta que tiene implicaciones importantes para el crimen organizado de Latinoamérica: ¿hay contracción en el mercado global de la cocaína?

El Informe Mundial sobre las Drogas 2016 (pdf) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) presenta un análisis extenso sobre producción, incautaciones y consumo, que lleva a una conclusión sorprendente: el negocio de la cocaína parecer estar cayendo.

Según la ONUDD, el cultivo de coca cayó en 40 por ciento entre su punto máximo en 2000 y 2014. Mejores rendimientos como resultado de técnicas superiores de cultivo y procesamiento significaron que la producción de cocaína se viera menos afectada, bien fuera con una caída de solo 10 por ciento o un aumento real de 14 por ciento, dependiendo de la fórmula con la que se calcule.

Sin embargo, sea cual sea la cifra usada, al deducir la cantidad de incautaciones de cocaína de la producción el resultado es el mismo: una cifra de cocaína sustancialmente menor en el mercado.

Norteamérica sigue siendo el mercado de cocaína más grande en el mundo, pero el consumo lleva algún tiempo en descenso, de acuerdo a la ONUDD. Entre 2006 y 2014, el consumo del alcaloide en Estados Unidos registró una caída importante para todos los indicadores; el año pasado el consumo cayó 32 por ciento;  muertes por consumo de cocaína bajaron 34 por ciento, y los ingresos a tratamiento, 54 por ciento.

El tráfico también parece haber declinado, con una caída de 50 por ciento en las incautaciones a cien toneladas en el mismo periodo, asegura el informe. Sin embargo, los patrones de tráfico se mantienen inalterados, con 90 por ciento de la cocaína que llega a Estados Unidos procedente de Colombia, y 87 por ciento con ingreso por el corredor de Centroamérica y México.

El segundo mercado más grande en el ámbito global es Europa, donde se observa un estancamiento en el consumo de cocaína luego de un periodo de crecimiento sostenido que vio su punto máximo en 2007, según cifras de la ONUDD. Sin embargo, en el ámbito nacional esta tendencia se muestra por lo que es: no estabilidad, sino flujo constante entre países europeos, donde algunos países que previamente registraban altos niveles de consumo de cocaína mostraron una reducción, mientras que otros países más pequeños con niveles más bajos presentaron un incremento.

Colombia sigue siendo la principal fuente de esta cocaína, con 42% de los casos, pero, observa la UNODC, que su importancia en el mercado ha ido en declive. Las incautaciones en Europa muestran una baja gradual desde 2012, con la captura de 60 toneladas en 2014.

Mientras que en Estados Unidos y Europa el crecimiento del mercado ha parecido llegar a un límite, otros mercados muestran señales de rápido crecimiento, declara la ONUDD. Las incautaciones anuales promedio en Asia se han más que triplicado en los periodos entre 1998-2008 y 2009-2011, donde Israel y China son los destinos finales más comunes. Durante este mismo periodo, las incautaciones en Oceanía han aumentado en más de 200 por ciento, el 99% de las cuales se dirige a Australia, mientras que los niveles de consumo en Suramérica han incrementado sustancialmente.

A pesar de estas divergencias regionales, los niveles globales de consumo se mantuvieron estables entre 1998 y 2014 entre 0,3 y 0,4 por ciento de la población, sostiene el informe. Sin embargo, teniendo en cuenta el crecimiento demográfico, esto se traduce en 4,3 millones adicionales de consumidores de cocaína —un incremento de 30 por ciento. El análisis de la ONUDD trata de resolver la contradicción que esto genera; ¿cómo puede haber menos cocaína en el mercado pero millones de usuarios adicionales?

El informe sugiere varias teorías para explicar esto. Observa que la información puede estar simplemente equivocada, ya que es imposible establecer con exactitud tanto el índice de producción de la droga como el de los usuarios, y la información sobre los usuarios en particular es extremadamente irregular a nivel global.

Sin embargo, continúa, aunque la información no sea 100 por ciento correcta, es improbable que sea tan inexacta. Esto lleva a otra posibilidad: que los patrones cambiantes del mercado alrededor del mundo estén acompañados de cambios entre los consumidores de cocaína.

En mercados establecidos tiende a haber consumidores más duros, que compran el grueso del mercado de la cocaína, aunque representen una pequeña proporción de los consumidores, declara el informe. En contraste, los usuarios en mercados emergentes tienden a consumir menos cocaína con menor frecuencia, así que el uso per cápita es mucho menor.

La ONUDD llega a la conclusión de que “el mercado global de cocaína en realidad se está contrayendo”, y lo atribuye a la caída en la producción en Suramérica y del consumo en Estados Unidos y, hasta cierto punto, Europa. Adicionalmente, aclara, el consumo per cápita de cocaína es menor que en el pasado.

Análisis de InSight Crime

Aunque el crimen organizado en Latinoamérica se ha diversificado mucho más allá del negocio de las drogas, el tráfico de cocaína sigue siendo el alma de sus operaciones y la contracción de este mercado podría tener un impacto devastador en su flujo de ingresos.

Sin embargo, la cauta declaración de la ONUDD con esta hipótesis no tiene probabilidades de anunciar un periodo de declive sostenido para el negocio de la cocaína y las redes de crimen organizado que ella financia. La producción ya está en alza nuevamente y el nuevo mercado global que está emergiendo mantiene el potencial para grandes ganancias.

El alza en la producción de cocaína ha sido impulsada por un país, Colombia. Según la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, el cultivo de coca aumentó en 39,1 por ciento en 2014, luego otro 42,5 por ciento en 2015. Si hubo una escasez del producto detrás de la contracción del mercado, es improbable que siga siendo el caso por mucho tiempo más.

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Debido a los cambios en el consumo y el tráfico señalados por la ONUDD, una proporción importante de esta abundancia de cocaína puede abrirse paso a nuevos mercados en crecimiento, tales como Australia, China o Israel. Estos mercados pueden estar, en el momento, limitados por el bajo consumo per cápita, pero, como lo señala la ONUDD, esto también puede cambiar, a medida que los mercados maduran y el consumo de cocaína se consolida.

Este proceso se acelerará si los narcotraficantes latinoamericanos incrementan el flujo de cocaína para responder a estar demanda en aumento y promoverla, y hay señales de que esto ya está sucediendo. Se ha informado de la presencia del cartel mexicano de Sinaloa en lugares tan lejanos como Australia, China, Malasia y las Filipinas, mientras que las autoridades europeas creen que redes del crimen organizado colombiano están utilizando a España como base para expandirse a nuevos mercados europeos.

Además de estos mercados emergentes, Estados Unidos y Europa siguen representando ganancias sustanciales y es probable que lo sigan haciendo, ya que cualquier baja en el consumo puede estancarse, y el consumo puede incluso volverse al alza de nuevo después de tocar fondo. En noviembre pasado, William Brownfield, el máximo funcionario antidrogas de Estados Unidos, dijo que el consumo de cocaína en Estados Unidos nuevamente está incrementándose luego de años a la baja.

Es probable que tanto la oferta como la demanda de cocaína mantengan cierto estado de cambio constante, ya que el mercado responde a una variedad de influencias, que van desde las políticas públicas hasta las guerras de la mafia, y bien puede pasar que el mercado haya pasado recientemente por su punto más bajo. Sin embargo, una cosa es constante: la capacidad de las redes del crimen organizado para adaptarse a nuevas realidades y perseguir nuevas oportunidades.

11 respuestas a “¿Disminuye el tráfico global de cocaína?”