Cuando apareció el crack hace unos seis años, Mandela y las favelas vecinas pasaron a ser el principal mercado al aire libre de drogas de Río, "cracolandia", donde los usuarios podían comprar la piedra, fumarla y pasar el tiempo hasta reincidir. Ahora no había crack en la mesa de madera donde los traficantes ofrecen sus productos y tampoco hay adictos en las calles. El cambio no obedece a una campaña de la policía o de salud pública. Los propios traficantes dejaron de vender la droga en Mandela y la vecina Jacarezinho. Y dicen que dejarán de venderla en otros sitios en los próximos dos años.