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Cultivadores de marihuana marchan en Argentina para evitar más detenciones

Los manifestantes piden que se los incorpore en el proyecto de ley que ya tiene media sanción

La columna de usuarios y cultivadores en la ciudad de Córdoba.
La columna de usuarios y cultivadores en la ciudad de Córdoba.Télam

Un cultivador detenido cada hora. Esa es la estadística que amenaza a miles de personas que a lo largo y ancho de Argentina cultivan cannabis para consumo personal. Tal como lo hacen cientos de mamás de niños con epilepsia, que encontraron en el aceite derivado de la planta la solución a los ataques que sufren sus hijos; las mismas que lograron que los diputados argentinos dieran media sanción a una ley que las habilita a importar una medicina y no a fabricarla en casa. Es por eso que cada fin de año se realiza la marcha nacional de la marihuana en todo el país, organizada por las asociaciones cultivadoras, en otras palabras, los que hoy proveen de aceite a aquellas madres que por algún motivo (el más fuerte de ellos el temor a la ley 23.737) no lo hacen por sus medios. En una marcha desde Plaza de Mayo hasta el Congreso Nacional pidieron, entre otras cosas, el cese de los allanamientos, detenciones y procesos penales a cultivadores y usuarios, la regulación de clubes a la española y programas públicos de reducción de daños.

No ha sido un año cualquiera para el movimiento cannábico de Argentina. Hace semanas, el debate pisó el estrado parlamentario por primera vez en la historia y con un apoyo unánime; el municipio de La Madrid, de la alianza oficial Cambiemos, anunció con bombos y platillos la posibilidad de realizar un cultivo municipal comunitario para la realización de aceite, una idea que, sin embargo, careció de construcción dentro del partido. Por último, las mamás cultivadoras alcanzaron una notoriedad que acabó por ser inobjetable, al punto que algunos planes de salud han incluido la sustancia en sus vademécum y se han aprobado leyes provinciales a tal efecto. Los que no pueden decir lo mismo son los cultivadores, un colectivo que por diversas razones no termina de ser reconocido por la sociedad ni adopta un espíritu corporativo.

“La marcha de diciembre siempre tiene un contexto algo utópico porque nos manifestamos por todos los usos del cannabis. Este año tenemos una fuerza que no tuvimos otros años que es la media sanción. Eso hizo que mucha gente se haya movilizado y aquí están todas las agrupaciones medicinales, con banderas y sin banderas, porque es la planta la que nos une a todos y en eso tendríamos que hacer foco para comprender este tema”, expresó a EL PAÍS Matías Faray, de la Asociación de Cannabicultores del Oeste (ACO). Estas asociaciones son las primeras que realizaron un trabajo territorial y abierto a la comunidad, enfocado en la información y asesoramiento judicial y la capacitación en el cultivo. En la marcha repartieron panfletos que desalientan el consumo de alcohol y lo sindican como foco de atención para la prensa "que solo busca desvirtuar el mensaje de la marcha". “Necesitamos una ley de drogas que corte la connivencia de la policía con el narcotráfico, a la cual con el nuevo plan de narcotráfico cero han obtenido armamentos y patrulleros y hace eso que se endurezca aún más la persecución a los usuarios porque son los únicos a los que se persigue”.

Entre la nómina de reclamos, además de las cuestiones citadas, están la autorización estatal del uso medicinal del cannabis y sus derivados, la promoción estatal del uso industrial del cannabis no psicoactivo, el estímulo estatal de la investigación de los usos medicinales e industriales del cannabis y la urgente modificación de la ley de drogas (23.737).

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