Que las drogas ilícitas son el combustible que alimenta la guerra en Colombia es una verdad todos los días comprobada. Que la solución definitiva del problema, dado su carácter internacional, escapa a las posibilidades de un solo país, también es historia conocida, y por eso entre las recetas hay desde enfoques prohibicionistas hasta peticiones de despenalización. (Véase también: Las drogas como economía de guerra y el proceso de paz en Colombia)