Los consumidores de marihuana de Uruguay han descubierto en estos meses de legalización que fumar las plantas artesanales del autocultivo es una experiencia mucho más "fuerte" que el consumo de la sustancia en el mercado negro. "Con dos caladas basta", coinciden: se terminaron las largas rondas fumando, la experiencia es ahora mucho más breve. Hasta tal punto que desde los sectores que propiciaron la despenalización se afirma que la distribución legal de 10 gramos semanales en farmacias podría ser excesiva si no se llevan a cabo campañas de información.