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'Es urgente replantear la guerra mundial contra las drogas'

Juan Manuel Santos, al recibir el Premio Nobel de Paz, pidió 'imaginar' un planeta en paz.

EDULFO PEÑA
Con la autoridad que le daba recibir el premio Nobel de Paz por poner fin al conflicto armado más prolongado del hemisferio occidental, el presidente Juan Manuel Santos le pidió este sábado al planeta que se atreva a “imaginar un mundo sin guerra”, al tiempo que aprovechó para hacer un nuevo llamado a “replantear” la lucha contra las drogas.
Desde la inmensa sala del City Hall de Oslo, adornada con claveles, rosas y orquídeas colombianas, Santos planteó que gracias al acuerdo con las Farc, por el cual el Comité Noruego del Nobel lo premió, “América, desde Alaska hasta la Patagonia, es una zona de paz”.
En su discurso, el jefe de Estado hizo una nueva alusión a la guerra mundial antidrogas y dijo que hay una “urgente necesidad” de “replantear” esa lucha.
“Colombia ha sido el país que más muertos y sacrificios ha puesto. Tenemos autoridad moral para afirmar que, luego de décadas de lucha contra el narcotráfico, el mundo no ha logrado controlar este flagelo, que alimenta la violencia y la corrupción en toda nuestra comunidad global”, afirmó.
Esta no es la primera vez que el Presidente plantea un fracaso en la lucha antinarcóticos. Durante la Cumbre de las Américas en Cartagena, en el 2012, Santos habló de la necesidad de buscar una “alternativa más efectiva” para solucionar este problema. Y lo hizo frente al presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Posteriormente, el mandatario llevó el tema a escenarios como Naciones Unidas y la OEA. De hecho, en la ONU hubo una sesión especial de la Asamblea General, en abril pasado, para abordarlo.
Su persistencia en este asunto demuestra que sigue siendo parte de su agenda e incluso fue uno de los puntos acordados en la negociación con las Farc.
En este sentido, el mandatario advirtió este sábado que en el acuerdo se “incluye” el “compromiso” de ese grupo de “romper cualquier vínculo con el negocio de las drogas y de contribuir a combatirlo”.
“Pero el narcotráfico es un problema global y requiere una solución global que parta de una realidad inocultable: la guerra contra las drogas no se ha ganado ni se está ganando”, afirmó el mandatario, quien obtuvo una de las ovaciones más extensas de su discurso de ayer con esta reflexión.
Santos dijo que “no tiene sentido” encarcelar a un campesino que siembra marihuana “cuando, por ejemplo, hoy es legal producirla y consumirla en 8 estados de Estados Unidos”.
“La forma como se está adelantando la guerra contra las drogas es igual o incluso más dañina que todas las guerras juntas que hoy se libran en el mundo. Es hora de cambiar nuestra estrategia”, dijo.
Recetario para la paz
Como si se tratara de secretos que fue descubriendo durante la negociación de seis años con las Farc, el Nobel colombiano le compartió al mundo su recetario para lograr la paz: prepararse y asesorarse debidamente, analizando qué falló en intentos previos; tener una agenda de negociación realista y concreta; realizar las negociaciones con discreción y confidencialidad; combatir y dialogar al mismo tiempo si es innecesario y estar dispuesto a tomar decisiones difíciles, audaces e impopulares.
Estas y otras afirmaciones le generaron al mandatario varias ovaciones, las cuales comenzaron desde que ingresó al recinto en el que le entregaron el reconocimiento.
Pero tal vez el momento más emocionante fue cuando la vicepresidenta del Comité del Nobel, Berit Reiss-Andersen, le entregó el diploma y la medalla que lo acreditan como uno de los hombres más importantes de la comunidad internacional.
Santos tomó en sus manos los trofeos, los ofreció al mundo levantándolos ligeramente, y la sala entera, colmada de mil personalidades prominentes de todos los continentes, estalló en un aplauso casi infinito.
Su esposa Clemencia, quien estaba en la primera fila de invitados, a escasos metros, se levantó de la silla y rompió en llanto discreto. También sus hijos Martín, María Antonia y Esteban. Sus hermanos Luis Fernando, Enrique y Felipe tampoco ocultaban su emoción.
Durante su discurso, Santos fue aplaudido en siete ocasiones. Una de las más importantes fue cuando exaltó el papel de las víctimas del conflicto y les pidió que se pusieran de pie para que fueran reconocidas por el auditorio, que las colmó con un sentido aplauso.
Tras recibir el máximo trofeo que el mundo entrega a los forjadores de paz, Santos confesó que este le llegó como un “regalo del cielo” en un momento en que el “barco (de la paz) parecía ir a la deriva por el resultado adverso del plebiscito” en el que los colombianos rehusaron refrendar los acuerdos.
Al revelar el desconcierto tras la derrota del primer acuerdo con las Farc, dijo que todo parecía a la vez mágico y contradictorio.
Y dibujó, con una frase de Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad, aquella frustración: “Era como si Dios hubiera resuelto poner a prueba toda capacidad de asombro y mantuviera a los habitantes de Macondo en un permanente vaivén entre el alborozo y el desencanto, la duda y la revelación, hasta el extremo de que ya nadie podía saber a ciencia cierta dónde estaban los límites de la realidad”.
Pero explicó que se propuso convertir ese revés en una oportunidad y convocó un gran diálogo nacional “por la unión y la reconciliación”, que fue precisamente una de las razones por las que ayer le otorgaron el Premio Nobel de Paz.
‘El proceso estaba en peligro inminente’
La vicepresidenta del Comité del Nobel, Berit Reiss-Andersen, quien leyó el discurso de la presidenta Kaci Kullmann (ausente por un asunto de salud), sorprendió al auditorio al revelar que tan pronto se conocieron los resultados adversos del plebiscito, muchos observadores aconsejaron no otorgar el premio a Santos este año.
“En nuestra opinión –añadió–, el proceso de paz se encontraba en un peligro inminente de fracasar y necesitaba todo el apoyo internacional que pudiera recibir”.
La señora Reiss-Andersen se refería a la derrota del plebiscito del pasado 2 de octubre, en el cual la mayoría de los ciudadanos rechazó el texto que se había acordado con la guerrilla y luego del cual se comenzó un diálogo nacional que derivó en un nuevo acuerdo.
La integrante del Comité del Nobel dijo este sábado que cuando el proceso de paz tuvo ese revés, varios propusieron esperar a que avanzara, madurara.
Incluso se llegó a plantear que se esperara un año. Pero, como dijo la integrante del Comité del Nobel, “no había tiempo que perder”.
La confesión de Reiss-Andersen permitió concluir además que el papel de los promotores del ‘No’ no hizo dudar a esa instancia y, por el contrario, el proceso ganó más apoyos después del fracaso en esa votación.
“Las partes han sido condescendientes con los críticos al invitar a un amplio diálogo nacional. Esto especialmente después del plebiscito, cuando el presidente Santos tendió la mano a los que habían dicho ‘No’, al mismo tiempo que el líder de las Farc aseguró que esa guerrilla iba a seguir las negociaciones y ‘usar solamente las palabras como armas de construcción hacia el futuro’ ”, afirmó Reiss-Andersen.
Tras hacer un recuento de los 52 años de guerra con las Farc, Reiss-Andersen indicó que “los costos humanos y materiales del conflicto son casi inconcebibles y son difíciles de calcular”. “Superar la desconfianza profunda y el sentimiento de estar excluido es una tarea formidable. Por lo tanto invitamos a todos los colombianos a seguir el diálogo nacional y seguir en el camino hacia la reconciliación”, afirmó.
EDULFO PEÑA
Enviado especial de EL TIEMPO
Oslo (Noruega)
EDULFO PEÑA
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