Francia ofrece el ejemplo más reciente sobre el cambio de actitudes aquí en Europa. Con el argumento de que la cannabis cultivada y vendida legalmente es la mejor manera de erradicar las mafias del tráfico ilegal, grupos de cultivadores que operaban a escondidas decidieron salir del anonimato para presionar abiertamente al Gobierno en favor de la legalización. Reunidos en organizaciones conocidas, como Cannabis Social Clubs, hay entre 150 y 200 clubes repartidos por el país.