Un acuerdo entre las autoridades estadunidenses y el gigantesco banco trasnacional británico HSBC que obliga el pago de casi 2 mil millones de dólares para resolver acusaciones de lavado de dinero en México y otros países fue anunciado como un triunfo para el gobierno de Washington, pero el banco también logró evitar cargos criminales formales por su conducta violatoria de varias leyes de Estados Unidos.