Drogas y cárceles en Brasil
En Brasil, la posesión de drogas para consumo personal es castigada con medidas educativas y sentencias de prestación de servicios a la comunidad, no encarcelamiento. En este video, un joven habla de la disparidad en las sentencias entre los ricos y los pobres.
Marcos Vinicius do Espirito Santo tiene 23 años y es padre de tres hijos. Él trabajaba como desembarcador de pescados en el puerto. Él cuenta como un día quiso comprar 25 gramos de marihuana para su consumo personal. Él fue detenido no por posesión sino por tráfico de drogas y fue sentenciado a 6 años en la cárcel.
Marcos habla desde la cárcel de Bangu en Río de Janeiro acerca de las condiciones de sobrepoblación y cómo los grandes traficantes no son los que llenan las cárceles: “El que pierde es la persona pobre, con salario mínimo, que no puede encontrar trabajo, que está desesperado, que consigue drogas y las vende para mantener a su familia”. Él habla del ciclo de pobreza que se reafirma con las leyes de drogas severas.