UNGASS 2016: ¿Un consenso roto o a-m-p-l-i-o?
La cumbre de la ONU no puede ocultar una creciente divergencia en el panorama mundial de las políticas de drogas
Agosto de 2016
En abril de 2016 tuvo lugar una Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas que puso de manifiesto una creciente divergencia en el panorama mundial de las políticas de drogas. Las duras negociaciones desembocaron en un documento final decepcionante, que perpetúa un enfoque fragmentario con respecto al tema de las drogas en el ámbito de la ONU. Es evidente que las políticas internacionales en materia de drogas se deben poner en sintonía con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y deben integrarse en los tres grandes pilares de la ONU: desarrollo, derechos humanos, y paz y seguridad. El proceso de la UNGASS en su conjunto ha ayudado a generar las condiciones necesarias para que se produzcan cambios más sustanciales en el futuro, con miras al próximo examen de alto nivel en 2019.
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La 30ª Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS) se celebró en Nueva York del 19 al 21 de abril de 2016. Fue la tercera sesión especial en la historia de las Naciones Unidas dedicada a la cuestión de las drogas. Durante la anterior UNGASS sobre drogas, que tuvo lugar en 1998, el ucraniano Hennadiy Udovenko, entonces presidente de la Asamblea General, aludió en sus observaciones finales a una “creciente confluencia de puntos de vista” y a un “espíritu de unidad”. En cambio, las duras negociaciones sobre el documento final de la UNGASS de este año se caracterizaron por una creciente divergencia y un choque frontal en algunos ámbitos
En la Comisión de Estupefacientes (CND) que se celebró en marzo en Viena se alcanzó un frágil consenso sobre un borrador final del texto. Era tal el temor de que ese consenso aún se pudiera romper durante los tres días de la Sesión Especial, que la aprobación del documento final, que en un principio se preveía para la sesión de clausura, se adelantó al primer día, inmediatamente después de la ceremonia de apertura. Cuando un periodista preguntó al Sr. Fedotov, el director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), cómo podía la ONU fingir que existe un consenso sobre la manera de hacer frente a lo que se conoce simplemente como ‘el problema mundial de las drogas’ cuando algunos países están legalizando el cannabis y otros están ejecutando a la gente por comerciar con él, este respondió con una sonrisa irónica: “Es un consenso muy a-m-p-l-i-o”.
Puntos clave
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Luchando por presentar una imagen de unidad, la UNGASS sobre drogas que se celebró en abril de 2016 no consiguió ocultar la creciente diversidad entre los Estados miembros. Esta realidad innegable, descrita por el director ejecutivo de la UNODC como un “consenso muy a-m-p-l-i-o’, se vio reflejada en un documento final flojo.
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Aunque la celebración de la UNGASS se vio impulsada por el sufrimiento y la violencia desproporcionados de la ‘guerra contra las drogas’ en América Latina, al igual que en ocasiones anteriores, el encuentro hizo poco para abordar los problemas estructurales de base, como el tráfico de armas y el lavado de dinero.
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A pesar de las aportaciones constructivas de una serie de organismos de la ONU, Estados miembros y organizaciones de la sociedad civil, el proceso preparatorio de la UNGASS, dominado por Viena, sofocó cualquier debate que pusiera en duda la arquitectura actual del sistema de control de drogas de la ONU.
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Pese a integrar algunos elementos positivos con respecto al acceso a los medicamentos controlados, las intervenciones orientadas a la salud y la proporcionalidad de las penas, el documento final, en general, apoya el orden establecido y no hace referencia explícita a la reducción de daños, la despenalización o la abolición de la pena de muerte por delitos de drogas.
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Un creciente motivo de tensión con el marco de los tratados de control de drogas, el tema de los mercados regulados de cannabis, fue el gran tabú durante el encuentro, y los intentos para disipar la presión en el documento final se tradujo en una situación de negación y confusión.
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Pese a la necesidad de solventar el enfoque fragmentario de la ONU y la reciente adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el documento final mantiene en gran medida un enfoque parcial con respecto al tema de las drogas.
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El proceso de la UNGASS en su conjunto ha generado las condiciones necesarias para que se produzcan cambios más sustanciales en la próxima reunión de alto nivel, que tendrá lugar en 2019, en relación con los derechos humanos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los mercados regulados de cannabis y la creación de un grupo consultivo de expertos para mejorar el funcionamiento y la coherencia del sistema global de control de drogas.