Bolivia abandonará Convención de Viena por causa del acullicu
Diputados aprobaron ayer el proyecto de ley enviado por el Ejecutivo | El canciller Choquehuanca explicó que con esa decisión el Ejecutivo defiende la cultura boliviana y las prácticas ancestrales, previstas en la Constitución
Miércoles, 22 de junio, 2011
El Estado Plurinacional de Bolivia determinó denunciar la Convención de Viena de 1961 sobre estupefacientes, que penalizó el masticado (acullicu) de la coca y su uso con fines culturales, para lo cual remitió un proyecto de ley al Legislativo, que ayer fue aprobado en la Cámara de Diputados.
El presidente Evo Morales envió esa propuesta hace dos meses. El primer paso fue dado ayer en la Cámara Baja, que aprobó la iniciativa y la remitió al Senado.
En sus argumentos, Morales se remitió a la novena disposición transitoria de la Carta Magna, que establece que “el Ejecutivo denunciará y, en su caso, renegociará los tratados internacionales que sean contrarios a la Contitución”; en este caso, el artículo 384, que reconoce a la coca como patrimonio cultural y natural.
El canciller David Choquehuanca explicó que con esta medida se busca que el pueblo siga con esta práctica; por tanto, una vez que el Senado apruebe esa norma y el Mandatario la promulgue deberá ser enviada a la ONU antes del 1 de julio.
“La Convención de 1961 dice que no podemos ejercitar esta práctica ancestral y el denunciar el acuerdo significa defender nuestra cultura”, señaló.
En febrero de este año, Morales ya había anticipado, ante el cuerpo diplomático acreditado en el país, que analizaba la posibilidad de denunciar la Convención de 1961, si la ONU no retira el veto al acullicu.
En ese entonces, el embajador de Bolivia en la ONU, Pablo Solón, dijo que al menos 14 países, entre ellos Estados Unidos, expresaron formalmente su oposición a despenalizar el masticado de la hoja de coca.
Al concluir la sesión, el canciller Choquehuanca explicó que una vez que se haga conocer la denuncia formal deberán pasar seis meses para que se aplique, entonces se pondrá en conocimiento de las partes, es decir, los 196 países que son parte de ese organismo internacional.
“Desde entonces, los países tendrán 12 meses para expresar su posición sobre la denuncia boliviana”, agregó el canciller
Respecto de la decisión del Gobierno boliviano, el representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), César Guedes, dijo que Bolivia, como país miembro de esa instancia, se adhiere a todos los artículos de la Convención para suscribirla, ratificarla o denunciarla en caso de ser necesario.
“No se puede denunciar la convención en partes, sino todo el instrumento y hay una fecha límite que el 1 de julio del año; empero, el país sigue siendo miembro los próximos seis meses y recién el 1 de enero del siguiente año, recién queda desactivada la Convención para el país”, dijo.
Agregó que en ese lapso, los miembros de la ONU analizarán la denuncia y los pasos a seguir.
Para la oposición, esta medida representa la “renuncia” de Bolivia de la Convención de 1961, lo que implicaría estar al margen de medias de control sobre uso y producción de drogas; empero, el oficialismo niega el extremo.
“Hay que hacer la denuncia a efectos de renegociar la convención y en 2012 Bolivia volverá a adherirse poniendo en claro la reserva (disposición a la que el Bolivia no hará caso) sobre el uso de la coca. Se trata de un procedimiento internacional y Bolivia no se aleja de la convención pero ahora se hará la renegociación o una fase de transición”, dijo el diputado Lucio Marca (MAS).
“Si recién en 2012 se volverá a adherir, entonces, durante seis meses nos pone como un país que no va a acatar ciertas medidas de control y es un aislamiento de la comunidad internacional y nos pone en el ojo de la tormenta”, señaló la diputada suplente Alejandra Prado (CN).
Lo que dice la Convención de Viena de 1961
La Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, enmendada por el protocolo de 1972, penaliza el acullicu (masticado) de la hoja de coca y da un plazo para ello.
El artículo 49 dispone que cualquiera de las partes de la Convención Única podrá reservarse el derecho a permitir temporalmente el masticado de la hoja de coca dentro de sus territorios.
Esta disposición está sujeta a cumplir con la restricción establecida en el párrafo 2 e), vale decir que la práctica será tolerada por un período de no más de 25 años.
En 2009 el presidente Evo Morales envió una carta al secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban ki-moon, en la que Bolivia propone modificar el artículo 49, incisos 1 c) y 2 e) para despenalizar el masticado de la coca por ser parte de la cultura de los pueblos indígenas.
La ONU, a través de su Consejo Económico y Social (Ecosoc), controlado por Estados Unidos, se negó a aceptar la adenda y la propuesta fue rechazada. Desde entonces, Bolivia busca otras vías para lograr ese objetivo.
Punto de Vista
El acullicu, las convenciones y la tabula rasa
Javier Viscarra, periodista y diplomático
La costumbre del masticado de la hoja de coca/acullicu es una práctica que se mantiene en todo el territorio nacional e incluso en otros países. Y esto no ha cambiado ni cambiará con una norma nacional o internacional. La Convención de Viena de 1961 permitía el acullicu, pero con una limitación de 25 años (ya vencidos) y tampoco cambió una realidad irrefutable.
El Gobierno boliviano, sin embargo, ha puesto en marcha una inédita táctica en su estrategia de anular la prohibición internacional al acullicu, para lo cual denunciará la Convención de Viena de 1961.
El fundamento social es justo y, además, se han agotado “las gestiones pertinentes en el foro internacional”, como señala el argumento expresado por el presidente Evo Morales Ayma.
En lo interno la justificación es clara y está en la Constitución Política del Estado, en la cláusula novena de las disposiciones transitorias, que manda denunciar los tratados internacionales que la contravengan. Pero en lo externo habrá que apoyarse en argumentos de derecho internacional.
No sería una buena idea fundamentar la denuncia y la adhesión inmediata en la Convención de Sucesión de Estados -que se puede estar manejando en plaza Murillo-, es decir, el cambio del Estado republicano al plurinacional e ir así a la tabula rasa. Esto puede generar más de un entrecejo, si se toma en cuenta que para ello se requiere una muy difícil negociación. Como antecedente, entre muchos, Rusia tuvo que respetar el principio de la continuidad de los tratados cuando dejó de ser la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, por ejemplo.
¿Cuál será la reacción del Ecosoc, de la JIFE, de los países de la comunidad internacional? Es una de muchas preguntas para este nuevo emprendimiento diplomático que nos instala en una zona gris, desconocida.