¿Un mal que por bien no venga?

Domingo, 9 de marzo, 2008

Ayer, el presidente boliviano Evo Morales envió una carta al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, en que se negaba a aceptar las recomendaciones de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de abolir o prohibir “la práctica de masticar hoja de coca y la fabricación de mate de coca”. Morales calificó la actitud de la JIFE de colonialista, y acusó a los miembros de la Junta de carecer de la debida formación científica.

En su carta, Morales manifestó que la conclusión de la Junta “atenta” contra los pueblos indígenas de la región andina. Y recordó a la ONU que la Organización Mundial de la Salud trabaja en un programa que investiga las aplicaciones de la hoja de coca en males como la osteoporosis, el mal de altura, la obesidad, los trastornos gastrointestinales y otros.

¿Un mal que por bien no venga?

Según el blog de Jim Shultz, de Democracy Center, las recomendaciones de la JIFE podrían acabar resultando positivas. En su opinión, la Junta “nunca ha argüido que mascar hojas de coca o beber mate de coca sea malo para la salud o peligroso. No, la lógica del grupo era sólo una cuestión de coherencia”.

“El grupo de la ONU utiliza un argumento muy simple: un tratado es un tratado, y las políticas nacionales deberían reflejar las mismas normas. Como declaró el presidente de la Junta de la ONU a Bloomberg News, ‘si las disposiciones de la convención se están contraviniendo, la Junta, con mayor o menor acierto, está obligada a actuar’.”

Según Jim, las severas recomendaciones de la Junta podrían incluso ser intencionadas. “Su sugerencia sólo demuestra, de forma mucho más eficaz de lo que podría cualquiera en Bolivia, el verdadero sinsentido de mantener la coca y productos como el mate de oca en la lista de la ONU.”

¿Podría tratarse de una conspiración diabólica para eliminar la hoja de coca de la lista de drogas más peligrosas de la Convención de 1961? Me gustaría poder compartir el optimismo de mi buen amigo Jim. Sin embargo, las conclusiones de la JIFE ponen de manifiesto un profundo malentendido sobre el uso tradicional de la coca.

La Junta también ha recomendado “al Gobierno de Bolivia que formule y ejecute programas de educación encaminados a eliminar la práctica de masticar hoja de coca y otros usos de la hoja de coca con fines que no sean terapéuticos”. (JIFE, Informe 2007, párr. 480)

“El objetivo de corto plazo de esos programas de educación debe ser, simultáneamente, la disuasión de la práctica de masticar hoja de coca y la prevención de la expansión de esa práctica en los estudiantes y los jóvenes en general, los conductores de vehículos de transporte público y otros grupos vulnerables de la población de Bolivia. Los programas de educación han de evaluarse teniendo en cuenta el alcance y las tendencias de esa práctica y el papel que desempeña en la progresión de la drogodependencia.” (párr. 481)

La Junta podría muy bien haber manifestado a la comunidad internacional que las disposiciones sobre la hoja de coca constituyen un error histórico que debe subsanarse de inmediato. Que las actuales pruebas científicas y las últimas convenciones de la ONU (en concreto, la reciente Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas) no se corresponden con la actual categoría de la hoja de coca en la Convención Única, y que esta planta debería desaparecer de la lista de drogas peligrosas.

Ése habría sido un mensaje claro a partir del que podría actuar la comunidad internacional. Me temo, sin embargo, que determinados países utilizarán los argumentos de la Junta para bloquear cualquier iniciativa para desclasificar la hoja de coca. Pero espero de verdad que Jim demuestre que estoy equivocado.

Tom Blickman, TNI 

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